El uso de la telemedicina en las redes y herramientas más habituales de nuestro día a día como WhatsApp, han ganado mucho terreno volviéndose aplicaciones muy utilizadas a nivel personal y profesional. Y parece que las videoconsultas llegaron para quedarse.
Sin embargo, los expertos de la salud deben ser conscientes de que no todas las plataformas que permiten realizar videoconsultas son válidas o cumplen con las obligaciones legales referentes a la política de privacidad y de tratamiento de datos personales de los pacientes.
Por eso, en esta artículo, haremos un repaso los peligros digitales que ponen sobre la mesa las videoconsultas directamente en el plano de la ciberseguridad.
Salud a distancia
Proteger el ecosistema de salud a distancia debe ser una prioridad porque los ojos de la ciberdelincuencia estarán puestos en el crecimiento que esta industria reporta a diario.
Se estima que el tamaño del mercado de la telemedicina superará los 175 mil millones de dólares para 2026 según un informe de Global Market Insghts.
Las videoconsultas se han convertido en una pieza esencial dentro del proceso de digitalización de la medicina, además son un recurso que se emplea en todas las especialidades.
¡Cuidado con los datos personales!
A todo avance tecnológico normalmente lo acompaña un riesgo. En el caso de las videoconsultas, este riesgo se focaliza en los intentos cada vez más numerosos de robo de datos personales de pacientes para su comercialización en foros ocultos y webs escondidas.
Solo en el ultimo año, 500 ataques a diferentes entidades de la salud han intentado conseguir datos de salud de los archivos informáticos que, en ocasiones, no estaban debidamente protegidos.
Seguramente, damos más importancia a los datos bancarios que a los de nuestra salud, cuando estos son mucho más sensibles pues atesoran informaciones de nuestra intimidad de carácter reservado y personal.
Como siempre sucede en la vida, los avances conllevan riesgos. Es nuestra decisión salvaguardar una información tan reservada exigiendo el cumplimento a los centros de salud de todo género las medidas que garanticen la privacidad ante intentos de difundirlos, con las consecuencias que podrían derivarse.
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La telemedicina y la ciberseguridad
La industria de la salud debería abordar la ciberseguridad de la misma manera que lo haría con los pacientes, por lo que tendrá que asegurarse de no poner en riesgo la salud de los datos.
De la misma manera que los médicos clasifican a los pacientes, la telemedicina debe priorizar y corregir las vulnerabilidades que tienen más probabilidades de apuntar e impactar a sus procesos.
Por otra parte, el elemento humano sigue siendo un detonante de infracciones que pueden prevenirse o, como mínimo, impedirse mediante la aplicación de parches a las vulnerabilidades de destino. La salud de la red se puede mantener mediante revisiones periódicas.
En conclusión
La atención médica a través de videoconsultas seguirá siendo un objetivo de la ciberdelincuencia. Por lo tanto se debe repensar la implementación de políticas que rijan la privacidad de los pacientes y la confidencialidad respecto a la transferencia, almacenamiento e intercambio de datos entre los profesionales de la salud.
Recordemos que ya sea desde el smartphone o a través de las apps de salud, entre otros nuevos canales de comunicación entre médico y paciente, las videoconsultas se han convertido en una forma de asistencia que cada vez gana más adeptos por parte de los centros médicos y hospitales tanto públicos como privados.
Los expertos consideran que con esta digitalización se está ganando en agilidad y eficacia en todas las especialidades.
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