Durante años, el principal enfoque para gestionar el factor humano en ciberseguridad ha sido la concienciación. Las organizaciones han invertido en formación, simulacros de phishing y comunicación constante, esperando que un mayor conocimiento mitigara el error humano.
Sin embargo, las cifras demuestran que, aunque necesaria, la concienciación por sí sola es insuficiente. Según el informe DBIR 2025 de Verizon, el 74% de las brechas de seguridad siguen implicando un factor humano. El problema, por tanto, no radica en la falta de conciencia, sino en la necesidad de una gestión más estratégica.
El riesgo humano no debe entenderse como un fallo individual del empleado, sino como un riesgo sistémico de negocio que la alta dirección debe gestionar con la misma seriedad que los riesgos financieros u operativos. Con la entrada en vigor de la Directiva NIS2, esta responsabilidad trasciende lo estratégico y se convierte en una obligación legal. La nueva normativa exige a las organizaciones adoptar un enfoque proactivo y basado en el análisis de riesgos, en el que la ciberseguridad no solo se enfoque en la tecnología, sino también en los procesos y en las personas. Ignorar este enfoque integral ya no solo incrementa la exposición ante ciberataques, sino que también puede derivar en sanciones significativas y en la responsabilidad directa de los miembros del equipo directivo.
Ha llegado el momento de evolucionar. Debemos dejar atrás el enfoque reactivo de «formar y esperar lo mejor» y adoptar un sistema proactivo, medible y orientado al riesgo real. En este contexto, el Human Cyber-Risk Management no es simplemente una nueva etiqueta para la ciber-concienciación, sino una transformación estratégica: una metodología integral que permite identificar, gestionar y mitigar el riesgo humano mediante la cultura, los procesos y la tecnología. Esta guía ha sido creada para líderes como tú, que comprenden que proteger a la organización comienza por fortalecer a las personas de forma inteligente, medible y alineada con los marcos regulatorios de referencia, como los establecidos por ENISA.
¿Qué es Human Cyber-Risk Management y por qué va más allá de la formación?
Para abordar el riesgo humano de forma eficaz, primero debemos definirlo correctamente. El Human Cyber-Risk Management (o Human Risk Management) no es un programa de formación con un nombre más sofisticado; es un marco de gestión estratégica diseñado para medir, mitigar y monitorizar continuamente los riesgos de ciberseguridad que se originan en el comportamiento humano. El objetivo final del Human Cyber-Risk Management es transformar la cultura de ciberseguridad, pasando del mero awareness (saber que existe un riesgo) al ownership (sentirse responsable y actuar para mitigarlo).
A diferencia de las tácticas tradicionales, que se centran en el conocimiento teórico, la gestión del riesgo humano se enfoca en el comportamiento observable y su contexto. Como señalan analistas de referencia como Forrester, el futuro pasa por gestionar este vector como cualquier otro riesgo crítico del negocio.
Diferencias clave con prácticas tradicionales
La siguiente tabla clarifica las diferencias fundamentales entre el enfoque estratégico del HRM y las tácticas aisladas:
Característica |
Formación de Concienciación |
Simulacros de Phishing |
Human Risk Management |
Objetivo Principal |
Informar y cumplir |
Medir una vulnerabilidad |
Reducir el riesgo de forma medible |
Enfoque |
Genérico, puntual |
Reactivo, aislado |
Estratégico, continuo, personalizado |
Métrica Clave |
Tasa de finalización |
Tasa de clics |
Score de riesgo, reducción de incidentes |
Resultado Esperado |
Conocimiento pasivo |
Reacción puntual |
Cambio de comportamiento y cultura |
Relevancia en el nuevo contexto regulatorio
Este cambio no es solo una buena práctica, es un imperativo legal. Directivas como NIS2 y DORA, junto con estándares como la nueva versión de ISO 27001, exigen a la alta dirección demostrar que se han implementado «medidas técnicas y organizativas adecuadas» para gestionar los riesgos. Un certificado de finalización de un curso ya no es una defensa auditable suficiente.
Las autoridades ahora requieren evidencia de un programa de Human Risk Management estructurado y eficaz para la ciberseguridad.
Navegar esta complejidad regulatoria exige una hoja de ruta unificada. Por ello, hemos desarrollado un completo Manual de Cumplimiento NIS2, ISO 27001 y DORA (versión 2025) para alinear sus políticas y controles con estas nuevas exigencias.
Impacto real del riesgo humano en el negocio

El riesgo humano no gestionado con una estrategia de Human Risk Management no es un problema técnico abstracto; es una amenaza directa a la viabilidad y rentabilidad del negocio. El impacto de un pobre Human Risk Management se manifiesta en costes tangibles que afectan la cuenta de resultados y en costes intangibles que erosionan el activo más valioso de una empresa: su cultura y su gente.
Costes tangibles: el impacto directo
Cuando un error humano se convierte en una brecha de ciberseguridad, los costes financieros se disparan. El informe «Cost of a Data Breach» de IBM revela que las brechas originadas por el factor humano, como el phishing o las credenciales robadas, se encuentran entre las más costosas. La materialización del riesgo humano se traduce directamente en:
- Sanciones económicas: Multas millonarias bajo normativas como NIS2 y GDPR que apuntan directamente a la responsabilidad de la dirección.
- Costes de remediación: Gastos en análisis forenses, restauración de sistemas, notificaciones a clientes y honorarios legales.
- Interrupción del negocio: Pérdida de ingresos por la paralización de operaciones, la interrupción de la cadena de suministro y la incapacidad de prestar servicio.
Costes intangibles: la herida silenciosa
Más allá del impacto financiero inmediato, se produce un daño estructural y persistente:
- Cultura de la culpa: Se genera un ambiente de desconfianza donde los empleados temen reportar errores, ocultando potenciales riesgos de ciberseguridad.
- Burnout y rotación: Los equipos de seguridad y TI viven en un estado de alerta constante, y la presión sobre el resto de empleados aumenta, provocando agotamiento y una alta rotación en roles clave.
- Daño reputacional: La pérdida de confianza de clientes, socios e inversores puede tardar años en recuperarse, si es que se logra.
Casos representativos
- Escenario 1 (Fintech): Un analista financiero, presionado por el cierre trimestral, aprueba una factura a través de un email de phishing muy convincente. El resultado: un fallo en la ciberseguridad que deriva en un ataque de ransomware, paralizando las operaciones durante 48 horas, incumpliendo los plazos de DORA y provocando la pérdida de un cliente institucional.
- Escenario 2 (Industria): Un ingeniero de planta conecta un portátil no autorizado a la red de control industrial (OT) para una tarea «urgente». Sin saberlo, introduce un malware que detiene una línea de producción, causando retrasos en la cadena de suministro y un incumplimiento directo de las medidas de seguridad exigidas por NIS2.
Estos costes, tanto visibles como ocultos, son significativos, pero en gran medida evitables. Para cuantificar el beneficio de una gestión proactiva, puedes usar nuestra calculadora interactiva y estimar el ahorro potencial al implantar una estrategia de Human Risk Management.
Quiénes deben liderar y participar en la gestión del riesgo humano
Uno de los errores más comunes en ciberseguridad ha sido tratar el riesgo humano como un problema exclusivo del departamento de TI. La realidad es que su gestión eficaz es imposible sin un liderazgo distribuido y un compromiso transversal. El Human Cyber-Risk Management no es una función, es una competencia organizativa integral de la ciberseguridad.
Actores clave: CEO, CISO, Head of People, Managers
Para que funcione, requiere la implicación activa de varios actores clave, cada uno con un rol definido:
- Alta Dirección (CEO y Consejo): Son los máximos responsables, especialmente bajo NIS2. Su función es establecer la cultura de seguridad como una prioridad estratégica, asignar recursos y exigir informes de riesgo accionables.
- CISO / Responsable de Seguridad: Es el arquitecto del programa. Evoluciona de «guardián» a «socio estratégico» que diseña el marco, implementa la tecnología para medir el riesgo y traduce los datos en inteligencia de negocio. Portales como CSO Online ofrecen recursos valiosos para este nuevo liderazgo.
- Director de RRHH (Head of People): Actúa como articulador del cambio cultural. Debe integrar la ciberseguridad en todo el ciclo de vida del empleado, desde la selección y el onboarding hasta la evaluación del desempeño y la salida.
- Managers y Jefes de Equipo: Son el principal punto de refuerzo de las políticas. Su rol es reforzar los comportamientos seguros en ciberseguridad en el día a día y fomentar un ambiente de confianza para reportar errores.
Rol del equipo frente a la cultura de seguridad
Más allá de los roles de liderazgo, cada empleado es un sensor de seguridad activo. Una cultura de ciberseguridad positiva, fomentada por un buen Human Risk Management, transforma a los equipos de posibles pasivos en la primera línea de defensa más eficaz de la organización. Esto se logra cuando los empleados:
- Entienden el «porqué» de las políticas, no solo el «qué».
- Se sienten empoderados y seguros para reportar incidentes o dudas sin temor a represalias.
- Ven la seguridad como una parte integral de su trabajo para proteger a los clientes y al negocio, no como un obstáculo.
Liderazgo distribuido: del área técnica al corazón de la organización
El concepto de liderazgo distribuido es el que cohesiona todo lo anterior. Significa que la gestión del riesgo humano abandona el silo técnico para integrarse en el corazón operativo y estratégico de la empresa. En este modelo, el CISO orquesta, RRHH integra, los managers refuerzan y la dirección supervisa. La ciberseguridad deja de ser un coste de TI para convertirse en una ventaja competitiva que genera resiliencia y confianza.
Establecer esta colaboración multifuncional requiere un plan estructurado. Para ayudarte a empezar, hemos diseñado un plan de 90 días para transformar su cultura de seguridad, guiándote desde la concienciación básica hasta un modelo de ownership real y sostenible.
Las 4 fases clave de la gestión del riesgo humano

Implementar una estrategia de Human Cyber-Risk Management no es un proyecto puntual, sino un ciclo de mejora continua que transforma la cultura de ciberseguridad de la organización. Este proceso se puede estructurar en cuatro fases lógicas y recurrentes, diseñadas para construir un programa de gestión del riesgo humano robusto, medible y adaptativo.
1. Evaluación: Identificar los puntos ciegos reales
No se puede gestionar el riesgo humano si no se comprende, y esta es la base del Human Cyber-Risk Management. La primera fase se centra en obtener un diagnóstico preciso de las vulnerabilidades humanas de la organización. Esto va mucho más allá de un simple test de phishing. Un análisis eficaz incluye:
- Análisis de datos históricos: Revisar incidentes de seguridad pasados para identificar patrones de comportamiento y áreas de riesgo recurrentes.
- Encuestas y entrevistas: Dialogar con los equipos para entender el porqué de sus acciones. A menudo, los comportamientos inseguros son el resultado de procesos ineficientes o herramientas inadecuadas.
- Medición de la línea base: Utilizar herramientas y evaluaciones para establecer un punto de partida cuantitativo del riesgo humano por roles, departamentos o geografías.
El objetivo no es señalar culpables, sino crear un mapa de riesgo humano priorizado que guíe las acciones futuras.
2. Diseño: Alinear áreas y marcos normativos
Con un diagnóstico claro, la siguiente fase del Human Cyber-Risk Management consiste en diseñar un plan de mitigación a medida. La personalización es clave, ya que no existen enfoques universales. El diseño debe:
- Crear intervenciones personalizadas: Si el riesgo en finanzas es el fraude en facturas y en ingeniería es el uso de software no autorizado, las soluciones deben ser diferentes y específicas.
- Alinear las políticas con la normativa: Cada control y política debe diseñarse pensando en el cumplimiento de NIS2, DORA o ISO 27001, asegurando que el programa sea defendible ante una auditoría.
- Fomentar la co-creación: Involucrar a RRHH, Legal y a los líderes de las unidades de negocio para garantizar que las soluciones sean prácticas y no obstaculicen la productividad.
3. Implementación: De las políticas a los comportamientos
Esta es la fase de ejecución, donde el plan se convierte en acción. El enfoque debe estar en lograr un cambio de comportamiento real y sostenible, no solo en comunicar nuevas reglas. Esto implica desplegar las intervenciones diseñadas (formación específica, simplificación de procesos, nuevas herramientas) y comunicarlas de forma efectiva. Los managers son los actores cruciales aquí, ya que su rol es reforzar los nuevos comportamientos y dar ejemplo.
Una parte crítica del Human Risk Management en esta fase es la prevención de amenazas internas, ya sean accidentales o intencionadas. Para ello, es fundamental contar con protocolos claros. Hemos desarrollado un playbook de gestión de Insider Risk con políticas de prevención y respuesta alineadas con NIS2 que puede servir como guía.
4. Evolución: Análisis y mejora continua
El Human Risk Management es un programa vivo. Las amenazas cambian, la organización evoluciona y el programa debe hacerlo también. Esta fase cierra el ciclo y consiste en:
- Medir el impacto: Analizar los KPIs para ver si las intervenciones han reducido el riesgo.
- Recopilar feedback: Escuchar a los empleados y managers para identificar qué funciona y qué no.
- Reajustar la estrategia: Utilizar los datos y el feedback para refinar el programa.
Este ciclo de mejora continua, recomendado por autoridades como el NCSC del Reino Unido, asegura que la resiliencia de la organización no sea estática, sino que se fortalezca con el tiempo.
Cómo medir el progreso: KPIs, alertas y score de riesgo humano
«Lo que no se mide, no se puede gestionar». Este principio es el corazón del Human Risk Management y de una estrategia de ciberseguridad basada en datos. Para justificar la inversión y demostrar una mejora real ante la dirección y los reguladores, es imperativo abandonar las métricas de vanidad y adoptar KPIs que reflejen un cambio tangible en la postura de ciberseguridad de la organización.
Qué métricas importan (y cuáles no)
El primer paso es diferenciar entre las métricas que simplemente registran actividad y aquellas que miden un impacto real en la reducción del riesgo humano.

El objetivo del Human Risk Management es medir comportamientos y resultados de ciberseguridad, no solo el esfuerzo invertido.
Como recomiendan analistas de referencia como Gartner, las métricas deben estar directamente vinculadas a los objetivos de reducción de riesgo del negocio.
El valor del Score de Riesgo Humano
Mientras que los KPIs operativos son esenciales para la gestión diaria, la alta dirección necesita una visión agregada. Aquí es donde un Score de Riesgo Humano se convierte en una herramienta estratégica. Este score es un indicador compuesto que consolida múltiples puntos de datos (tasas de reporte, incidentes, uso de herramientas, resultados de evaluaciones) en una única métrica fácil de entender.
Este score permite a la dirección ver de un vistazo el nivel de riesgo humano, compararlo entre departamentos y, lo más importante, monitorizar su evolución en el tiempo para responder a la pregunta clave: «¿Nuestra inversión está haciendo a la empresa más segura?».
Dashboards para un reporting útil

Un dashboard eficaz convierte los datos en una narrativa visual coherente. Un dashboard de Human Cyber-Risk Management eficaz transforma los KPIs en inteligencia accionable para la ciberseguridad, mostrando:
- Un widget principal con el Score de Riesgo Humano global y su tendencia (ascendente/descendente).
- Un mapa de calor del riesgo por unidad de negocio, rol o geografía.
- Gráficos que muestren la correlación entre las intervenciones (ej. formación) y la mejora de los KPIs.
- Alertas automáticas ante comportamientos de alto riesgo detectados.
Construir estos informes requiere una selección cuidadosa de indicadores. Para facilitarte esta tarea, hemos preparado un kit para CISOs con los KPIs y modelos de dashboards esenciales para medir el Human Risk Management, que te ayudará a presentar la información correcta a las personas adecuadas.
De la reacción al liderazgo proactivo
La evolución desde la simple concienciación hasta la gestión estratégica del riesgo humano marca un punto de inflexión. La conclusión es clara: en el entorno actual de la ciberseguridad, seguir invirtiendo en formaciones genéricas con la esperanza de que la gente «haga lo correcto» es una estrategia abocada al fracaso. El cambio hacia un modelo de Human Risk Management no es una opción, sino un imperativo de negocio impulsado por un panorama de amenazas sofisticado y una regulación, como la Directiva NIS2, que exige responsabilidad directa a la alta dirección.
El momento de actuar es ahora. Esperar a que ocurra un incidente grave ya no es una postura defendible. La gestión proactiva del riesgo humano es la mayor oportunidad para fortalecer la ciberseguridad de tu organización desde dentro, transformando a cada empleado en un activo de defensa.
Checklist: los primeros pasos (incluso sin un CISO)
Dar el salto hacia el Human Cyber-Risk Management no tiene por qué ser abrumador. Aquí tienes una lista de acciones inmediatas que se pueden tomar:
- Convocar al equipo correcto: Organiza una reunión entre Dirección, RRHH y el responsable de seguridad. Si no hay CISO, el CEO o COO debe liderar esta conversación para alinear la visión.
- Hacer un diagnóstico rápido: Revisa los incidentes de seguridad del último año. ¿Dónde estuvo implicado el factor humano? Esto te dará una línea base basada en datos reales.
- Fijar una meta a 90 días: No intentes cambiarlo todo de golpe.
- Elige un objetivo concreto, como aumentar la tasa de reporte de phishing en un 20%.
- Consultar las guías de cumplimiento:
- Familiarizarse con las obligaciones. Portales oficiales como Your Europe Business son un buen punto de partida.
Este proceso de madurez con el Human Risk Management transforma la ciberseguridad: deja de ser un centro de costes para convertirse en un generador de confianza y resiliencia en la gestión del riesgo humano.