Desafíos de la docencia y la internet

Por Jorian Enciso en 27/12/2021 06:22:00 AM

Desafíos de la docencia online

La enseñanza online tiene tantos defensores como detractores, a pesar de ser un recurso ampliamente utilizado en los últimos tiempos, la incorporación de las tecnologías de la información y comunicación, que han colmado todos los espacios de la vida cotidiana, debe estudiarse, considerar sus beneficios sin dejar de evaluar las consecuencias que traen consigo el exceso de su presencia en espacios como el pedagógico.

 

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Algunos docentes alertan sobre el riesgo de deshumanización, observan una desmejora en el aprendizaje vía TiC’s, al tiempo que enfatizan la importancia de recordar cuan necesaria es la socialización en el proceso de formación. Investigadores han demostrado la inexistencia de jóvenes multitareas, consideran que la enseñanza online desfavorece la imprescindible creación de hábitos en quienes están aprendiendo, y dudan de la eficacia de este método para el desarrollo de habilidades en el educador, quien tiene la tarea de activar los procesos de pensamiento en sus estudiantes.

 

¿Listos para el trabajo híbrido?

 

En tal sentido, el Centro de Estudios en Ciencia y Educación de la Universidad de Harvard detectó una significativa desmejora en las calificaciones de los estudiantes que toman notas en computadores portátiles y tabletas, con respecto a los resultados académicos de quienes apuntan los temas a mano. Según la institución, el uso de esos dispositivos dispersa la atención de los estudiantes con videos, páginas de Internet o contenidos de redes sociales.

 

Adicionalmente, los investigadores, quienes analizaron las calificaciones de más de 5 mil estudiantes, encontraron que, en promedio, los del entorno digital tienen más bajos resultados y los más afectados son los jóvenes con mayores dificultades de aprendizaje. Destacan que la enseñanza online también requiere ser de calidad. 

 

La formación de un ser humano requiere de la interacción, del debate, el diálogo, compartir experiencias reales, necesita las actividades extracurriculares de las universidades, entre otras áreas que se escapan al alcance de la enseñanza online. El contenido es solo una parte en el proceso de formación, la universidad es una estructura que relaciona estudiantes con profesores en la producción y reproducción de conocimiento, lo que incide en el cambio del contexto cultural en el cual se da. Por tanto, la enseñanza online, que carece de esa forma de relación, acumula una deuda con la capacidad de generar interacción.

 

Por su parte, María Gabriela Ramos y Mariela Arias, integrantes de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral Unidad Académica Río Gallegos, Argentina, en su trabajo Desafíos y riesgos de la Educación a Distancia en los nuevos contextos comunicacionales, señalan que el aprendizaje es un proceso de construcción de conocimientos interna, individual (cognitivo) y a su vez social, ya que el alumno aprende en interacción con otros.

 

Redes Sociales post pandemia 

 

El docente debe crear puentes cognitivos que relacionen los conocimientos previos, del alumno, con lo que él pretende enseñar. La enseñanza online debe brindar las herramientas necesarias para instar a la reflexión, la construcción de conocimiento significativo, hacerse en un ámbito de comunicación y participación.

 

En tal sentido factores de riesgo como la falta de estructura o la carencia de docentes que garanticen el tiempo suficiente para preparar los materiales de la clase, dificultan el proceso enseñanza online.

 

Por otra parte, Pablo Campos Calvo-Sotelo, catedrático Universidad CEU San Pablo-Académico Real Academia de Doctores, expresa que “no existe herramienta tecnológica o programa informático capaz de sustituir la magia de mirar a los ojos a un alumno y captar su emoción cómplice”.

 

Calvo-Soteldo reconoce que las TIC´s se han integrado razonablemente como apoyo a la docencia presencial de diversos modos: suministrando herramientas dentro y fuera del aula; apoyando ciertas acciones de innovación pedagógica; posibilitando la activación de lugares (antes inertes) como acogedores de modalidades alternativas de enseñanza/aprendizaje; implantando redes wi-fi en zonas exteriores; ayudando a enseñanzas a distancia para aquellos colectivos vulnerables que no pueden asistir en persona; y como canal de comunicación en la investigación al permitir la colaboración fluida entre expertos repartidos por el escenario internacional.

 

Sin embargo, alerta sobre las carencias de la enseñanza online en la labor de transmitir valores. Adicionalmente, afirma que la formación humana, es también un hecho afectivo, en ese contexto, un buen profesor ha de ejercer la empatía con sus estudiantes, armando vínculos emocionales que refuercen los específicamente cognitivos. Combinar razón y emoción con sensibilidad es una magnífica estrategia para motivar al alumno, en opinión de Calvo-Soteldo.

 

Otra consideración que debe tener la enseñanza online es el asunto colectivo. Cuando un grupo se entrega a la génesis o transmisión del saber, la calidad y cantidad de cuanto se alcanza es mayor que la suma de las aportaciones individuales, así lo han avalado numerosos expertos en pedagogía (Echols, Johnson o Sir Ken Robinson). El valor de lo colectivo se ha justificado igualmente desde la neurociencia, remitiendo a la liberación de oxitocina, y a la activación de “neuronas/espejo”.

 

Como último punto, este catedrático señala que la Arquitectura promueve la convivencia, actúa como elemento formativo per se y crea atmósferas que refuerzan el sentimiento de identidad colectiva. La forma espacial influye en toda acción formativa, asumida como experiencia multisensorial, sistemas de enseñanza online ignoran o, incluso, —lo que es aún peor— tergiversan, planteando la figuración como falso reemplazo de lo real.

 

La enseñanza online y la necesidad de ciberseguridad

 

En otro orden de ideas, la enseñanza online tiene la adicional vulnerabilidad que da el uso de dispositivos de las TIC’s, en tal sentido, cualquier estrategia de ciberseguridad implementada para disminuir los riesgos pasa por la capacitación adecuada de todos los actores involucrados.

 

Entre los principales factores de peligro enfrentados por estudiantes, profesores y universidades se cuentan el phishing, el ransomware y el malware. Dado que muchos estudiantes no conciben la ciberseguridad como algo realmente importante, pueden ser presa fácil de hackers a los que les resulta relativamente sencillo embaucarlos con correos maliciosos, a veces muy difíciles de distinguir de aquellos enviados por entidades legítimas, como bancos y la propia universidad. Abrir uno de estos correos, visitar sitios peligrosos o bien, descargar e instalar software con virus, puede resultar en un ciberataque y en la pérdida de datos delicados, información personal y bancaria incluida.

 

Si bien no existe ninguna herramienta que asegure al 100% la invulnerabilidad a los ataques, el FBI ha recomendado las siguientes acciones:

 

  • Concientizar a la comunidad universitaria de la importancia de la participación de cada miembro para proteger tanto los datos de la institución como los personales.

 

  • Instarlos a mantener actualizado todo el software que utilicen para realizar sus actividades escolares en el ámbito virtual.

 

  • Prestar especial atención a los programas antivirus y antimalware. Configurarlos para que se actualicen automáticamente y ejecuten escaneos en lapsos regulares.

 

  • Controlar con rigor las credenciales de seguridad para que los usuarios sólo tengan aquellas estrictamente necesarias para sus actividades.

 

  • Reforzar los controles de acceso a los datos que los usuarios pueden modificar.

 

  • Evitar el uso de las macros en los documentos y deshabilitarlas en los que sean transmitidos por correo electrónico.



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